El síndrome de piernas cansadas se caracteriza por una sensación de pesadez en las piernas. Esto se debe a una insuficiencia venosa que provoca una mala circulación en las extremidades inferiores.
Este síndrome acaba afectando a la calidad de vida de quienes lo padecen, ya que provoca molestias a la hora de mover las piernas, caminar o simplemente al permanecer de pie.
En el post de hoy te contamos cuáles son las causas del síndrome de piernas cansadas y cómo tratarlo.
Índice de contenido
Síndrome de piernas cansadas
El síndrome de piernas cansadas aparece cuando los vasos sanguíneos no conducen la sangre con normalidad, estancándose en las piernas y filtrando líquido a los tejidos.
Cerca de tres millones de personas en España padecen síndrome de piernas cansadas, siendo una patología que afecta más a mujeres que a hombres. Se estima que una de cada dos mujeres padecerá de piernas cansadas a lo largo de su vida.
Los síntomas más habituales del síndrome de piernas cansadas son:
– Pesadez y cansancio
– Dolor
– Hinchazón alrededor de los tobillos y pantorrillas (especialmente cuando hace calor)
– Calambres musculares
– Sensación de adormecimiento de las piernas (parestesia)
– Picor y agujetas
– Varices
Causas
Algunos factores de riesgo para la aparición del síndrome de piernas cansadas son:
– Edad: a partir de los 65 años las probabilidades de padecer problemas circulatorios son más altas.
– Genética: el riesgo de padecer síndrome de piernas cansadas es mayor si nuestros progenitores lo presentan.
– Sedentarismo: la falta de ejercicio propicia problemas de circulación.
– Ocupación laboral: pasar muchas horas de pie o muchas horas sentado pueden causar la aparición del síndrome de piernas cansadas. Es el caso de profesionales de la peluquería, enfermería, azafatas, oficinistas, chóferes, etc.
– Cambios hormonales: durante el período menstrual el cuerpo experimenta una serie de cambios que pueden derivar en retención de líquidos, provocando dolor y malestar en las piernas.
– Mala alimentación: las personas que padecen sobrepeso u obesidad tienen un riesgo más elevado de padecer problemas en las piernas, ya que han de soportar un peso más elevado del que se puede aguantar.
– Altas temperaturas: el calor hace que las paredes de las venas se dilaten más de lo habitual, favoreciendo una mayor acumulación de sangre y retención de líquidos en las piernas.
– Tabaco: el humo del tabaco contiene sustancias nocivas que lesionan las venas y las predisponen a una afectación de las válvulas venosas a medio o largo plazo.
¿Cómo tratarlo?
El síndrome de piernas cansadas es una patología vascular, por lo que puede desencadenar en hemorragias internas o trombosis. Por eso es importante tomar una serie de medidas para prevenir y tratar los problemas de circulación:
– Alimentación: seguir una dieta saludable y rica en fibras, evitando el alcohol, refrescos azucarados y alimentos fritos o procesados. Una alimentación rica en verduras, frutas frescas, legumbres, cereales integrales y frutos secos favorece el tránsito intestinal, contribuyendo a reducir el riesgo de varices y hemorroides. Por el contrario, un exceso de sal empeora la retención de líquidos y agrava posibles edemas en las piernas. Mantén tu peso dentro de los límites en función de tu talla y complexión.
– Ejercicio físico: es aconsejable realizar al menos 30 minutos de actividad física al día. La piscina, la elíptica y la bicicleta, así como el pilates y el yoga, son buenas opciones. En cambio, hay que evitar los ejercicios con pesas en las piernas.
– Hidratación: es fundamental beber mucha agua para mantenerse hidratado, así como usar cremas que activen la circulación. También son buenos los zumos o licuados de frutas como uvas, naranja, arándanos, limón o fresas, ya que son ricas en flavonides y antioxidantes, mejorando la circulación.
– Evitar pasar muchas horas al sol: el calor no favorece una buena circulación, ya que provoca hinchazón de las extremidades inferiores. Combina la exposición al sol con incursiones en el agua para reactivar la circulación.
– Baños de agua fría: el agua fría favorece la circulación, además de relajar los músculos.
– Utiliza ropa y calzado adecuado: se recomiendan prendas que no sean muy ceñidas y zapatos con un tacón no muy alto.
– Pon las piernas en alto: elevar las piernas durante unos 10 minutos al día facilita la circulación venosa. Además, dormir con las piernas en alto mejora la recuperación.
– Evita estar de pie o sentado muchas horas seguidas: de vez en cuando camina un poco o haz ejercicios de piernas.
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